Un estudio de la Universidad de Harvard con el nombre de “¿El sexo es ejercicio? ¿Es duro para el corazón?”, publicado por Harvard Health Publishing, cuestiona la calificación del sexo como un ejercicio físico. En sus observaciones, comprobaron que no es igual compartir intimidad que ir al gimnasio.

Los investigadores estudiaron los efectos del sexo y la actividad física en una caminadora. Se centraron en un grupo de 13 mujeres y 19 hombres, a los que midieron los niveles en su frecuencia cardiaca y presión arterial mientras realizaban ambas actividades.

Los resultados demostraron que para los hombres, el ejercicio fue más agotador que el sexo. Con un promedio de 4.6 en una escala del 1 al 5, mientras que la intensidad del acto carnal obtuvo una calificación de 2.7.

De igual forma, las mujeres se sintieron menos cansadas después de la sesión sexual, en comparación con el ejercicio aeróbico.

En definitiva, la frecuencia cardíaca durante el sexo rara vez superó las 130 pulsaciones por minuto. Mientras que la tensión se mantuvo por debajo de 170. Esto demostró que el acto sexual en sí no genera un esfuerzo cardiovascular significativo, el cual puede acelerar la frecuencia hasta 170-180.

Además, concluyó que las personas que buscan fortalecer sus músculos o bajar de peso tienen que alternar la actividad física, en gimnasios o en casa, con una buena dieta.

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Con información de medios internacionales y redes sociales

Fuente de imagen referencial: Unsplash / Becca Tapert

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